viernes, 25 de noviembre de 2011

Somos hermanos....aunque no nos soportamos.

Los lazos que nos unen en hermandad son fuertes.
Más fuertes de lo que pueden parecer, aún más que el racismo, el odio y la intolerancia,
Todos somos hijos de un sólo ser, hijos de un sólo hombre, descendientes del mismo ser imperfecto.
Es imposible no parecernos. Más allá del nivel social, de la raza, la lengua, de la cultura, más allá de todas las cosas que pueden hacernos parecer diferentes, son nuestros lazos sanguineos, los que tienen una historia más larga que nuestra vida, los que nos hacen familia, parientes, hermanos, humanos.

Tantos años de historia, generaciones, eras, personas.
Personas se han ido, personas están por venir.
Así ha sido.

Es imposible vivir sin amar, no de la forma romántica, sino, al prójimo.
Estamos hechos para amar, el amor viene en nuestras venas, en nuestro diseño genético.
Con el tiempo lo hemos ido perdiendo. Nos hemos enfriado; matamos a nuestra familia, asesinamos por bienes, por dinero, por poder, por placer.

Y nadie pregunta ¿Por qué? ¿Cómo será en el futuro? ¿Qué les espera a mis decendientes?.

A veces es bueno volver al principio.
Al diseño, a los planos...
y los planos dicen que debemos amarnos.